Sam Rivers, el pulso de Limp Bizkit, fallece a los 48 años

sam rivers- limp biskit 18 de Octubre

INDIE AM

Sábado 18  de Octubre de 2025

Alejandro Balcázar

El bajista y miembro fundador de la banda estadounidense murió el pasado 18 de octubre, dejando una huella imborrable en el nu metal.

El mundo del rock alternativo y el nu metal está de luto tras el fallecimiento de Sam Rivers, bajista y cofundador de Limp Bizkit. La noticia fue confirmada por la banda el pasado 18 de octubre a través de sus redes sociales, con un mensaje que lo describía como “el pulso de cada canción, la calma en el caos, el alma en el sonido”.

Rivers tenía 48 años y su muerte, aunque aún no ha sido oficialmente esclarecida, se relaciona con una larga batalla contra una enfermedad hepática que lo obligó a retirarse temporalmente de la banda en 2015. Su regreso a los escenarios fue celebrado por los fans, quienes lo consideraban una pieza clave en el sonido crudo y explosivo que definió a Limp Bizkit desde su formación en 1994.

Con más de 40 millones de discos vendidos, Sam Rivers fue parte esencial de álbumes icónicos como Significant Other (1999), Chocolate Starfish and the Hot Dog Flavored Water (2000) y Three Dollar Bill, Y’all$ (1997). Su estilo de bajo, agresivo pero melódico, ayudó a cimentar el éxito internacional de la banda liderada por Fred Durst.

La agrupación ha anunciado que continuará con su gira “Gringo Papi Tour 2025”, incluyendo el concierto en México el próximo 29 de noviembre, como homenaje al legado de Rivers.

Acerca de Sam Rivers

Samuel Rivers nació en Jacksonville, Florida, en 1977. Desde joven mostró una inclinación por la música, formando parte de bandas locales hasta que, junto a su primo John Otto y Fred Durst, dio vida a Limp Bizkit. Su técnica como bajista combinaba fuerza, precisión y una sensibilidad rítmica que se convirtió en sello distintivo del grupo.

Más allá del escenario, Rivers enfrentó desafíos personales con valentía, incluyendo una enfermedad hepática que lo alejó temporalmente de la música. Su regreso fue celebrado como un acto de resiliencia y pasión. Sam no solo fue músico, fue energía, fue base, fue alma. Su legado vive en cada riff que hizo temblar estadios y corazones

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