Eddie Vedder y su tribu están de regreso en este 2024, con un álbum titulado Dark Matter.

INDIE AM

Martes 3 de Septiembre de 2024

Antonio Mayor Rodríguez/corresponsal Europa

Los sexagenarios rockeros de Seattle regresan para anunciarnos que todavía no están listos para ponerse a cuidar a sus nietos y que su alma de chavorrucos todavía puede destilar algunas rolas pegajosas. Cuando la mayoría de los aficionados de Pearl Jam pensaban que la banda ya había dado todo lo que tenía que dar, el grupo estadounidense nos anuncia con esta producción que todavía no están listos para tirar la toalla.

La banda contrató a un productor musical millennial llamado Andrew Watt para refrescar su sonido y no oler a rancio. El productor de 33 años, que nació unos meses antes de que se grabara Ten, ya tiene experiencia previa trabajando con Vedder en sus discos como solista. Si miramos el CV de Watt, podríamos pensar que es un mercenario al que le da lo mismo grabar con Miley Cyrus y Justin Bieber que con los Stones y con Iggy Pop.

El disco abre a todo vapor con la rola Scared of Fear, liderada por unas turbulentas guitarras y una batería sincopada que aporrea indiscriminadamente los platillos para darle paso a la aguardentosa y carrasperosa voz de Eddie Vedder que nos canta acerca de una pelea de enamorados que terminaron mentándose la madre y aventándose hasta los platos. Esta rola también es un himno al miedo existencial del hombre blanco de mediana edad. Eddie Vedder, con su voz de gato atropellado y su mirada perdida, nos confiesa sus más profundos temores: ¿y si el mundo no gira a mi alrededor? ¿y si no soy el centro del universo?

React, Respond arranca con un riff de guitarra perezoso pero intrigante y una línea de bajo que gruñe. La letra reflexiona sobre los abusos que sufre la clase obrera por parte de la élite política que busca mantenerlos divididos y atemorizados para evitar que exijan sus derechos. La canción tiene un mensaje poderoso, pero la melodía no termina de conectar y la letra se siente un poco repetitiva.

Wreckage es una power ballad que coquetea con el country, pero el resultado es un tanto indigesto. La voz de Vedder suena un poco forzada y la melodía no termina de despegar. Si la escuchas en la radio, es probable que no la identifiques como una canción de Pearl Jam.

Dark Matter, la canción que da título al disco, es otro tema que no termina de convencer. La voz de Vedder se siente soñolienta y la melodía se pierde en un río monótono de acordes. El solo de guitarra final es tímido y pasa desapercibido.

Won’t Tell tiene un aire cursi desde el primer acorde, y podría encajar perfectamente en la banda sonora de una serie de televisión como Grey’s Anatomy o Desperate Housewives. La melodía es predecible y la letra no aporta nada nuevo.

Running nos despierta de la siesta inducida por las canciones anteriores. Es un tema veloz que coquetea con el punk, pero se siente como una versión descafeinada de los Ramones. Los riffs son buenos, pero no memorables, el bajo cumple su función pero no aporta nada especial, y la batería se encarga de unir los acordes caóticos durante dos minutos y medio.

En general, Dark Matter deja la sensación de que la música de Pearl Jam está envejeciendo junto a ellos. Si bien hay algunos destellos de potencia en cuatro canciones, el resto del disco no alcanza la consistencia y la fuerza de sus trabajos anteriores. Vedder y su banda no se reinventan como lo han hecho algunos de sus colegas rockeros, y nos entregan un disco a medio gas que parece una versión genérica de sus grandes éxitos. Lejos de la combatividad y la rabia de «Ten», este conjunto de canciones no inspira una revolución ni agita conciencias. Es un disco que, lamentablemente, no aporta nada del otro mundo.

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